Entre los nombres grandes y los cabezas de cartel que se llevan todos los focos, Primavera Sound sigue siendo ese refugio para lo inesperado. Para las actuaciones que, sin hype previo, terminan siendo tu mejor recuerdo del fin de semana. Esa magia sigue muy viva en 2025, y aquí van algunas de las apuestas más sugerentes, extrañas y emocionantes que no deberías dejar pasar entre estrellas del pop y otras grandes propuestas.
Still House Plants
Un trío que parece improvisar sobre la nada, pero con precisión quirúrgica. Still House Plants hacen una especie de post-rock disuelto en jazz disonante y estructuras que se caen a pedazos… pero no. Es música que respira, se contorsiona y te obliga a escuchar con todo el cuerpo. Voces medio habladas, y una sensación constante de estar presenciando algo que se deshace y se vuelve a armar frente a ti. Difícil, sí. Fascinante, también.
julie
La banda estadounidense julie está llevando el shoegaze a una nueva dimensión, con un enfoque que recuerda a My Bloody Valentine, pero pasado por el filtro de una generación criada en internet. Ruido, ternura y un aura de melancolía digital que resulta hipnótica. Si te gustan los muros de sonido y las voces enterradas en reverb, este es tu concierto.
Frost Children
El dúo de hermanos Angel y Lulu Prost, originarios de St. Louis y establecidos en Nueva York, ha creado un universo sonoro que desafía las etiquetas convencionales. Su música fusiona elementos de hyperpop, glitchcore, synth pop, punk rock y screamo, reflejando una estética profundamente influenciada por la cultura de internet y los memes.
This is Lorelei
Proyectos como este te reconcilian con la música de dormitorio, esa que nace del aislamiento y del deseo de conectar desde la vulnerabilidad. This is Lorelei (aka Nate Amos) hace canciones que suenan a indie-pop con corazón roto y loops caseros, como si Daniel Johnston hubiera crecido escuchando Animal Collective. Es raro, adorable, honesto. Y en directo puede ser oro puro.
Ultralágrima
Con un pie en el glitchcore y otro en el folclore dark, este proyecto es un torbellino emocional. Voces deformadas, beats que se desintegran y letras que parecen susurros de diario adolescente escrito con sangre. Es difícil explicar qué hacen, pero lo vas a entender en cuanto los veas en el escenario. Son, sin duda, una de las grandes propuestas nacionales emergentes del festival.