El pasado 4 de junio, Mitski, una de las artistas más eclécticas y aclamadas del rock indie, demostró una vez más su talento en el marco de las Noches del Botánico en Madrid. Este evento al aire libre, conocido por su ambiente íntimo y cercano, proporcionó el escenario perfecto para una noche de música memorable. Con una carrera de once años y siete álbumes a su nombre, Mitski ha creado un universo sonoro único que atrae a una multitud de seguidores apasionados, independientemente de su origen (TikTok o no)
Con su estilo característico de delicadeza y fluidez, Mitski se mostró en todo momento cómoda y segura en el escenario. Sus movimientos, a veces comparables a los de David Byrne de The Talking Heads, parecían más un baile natural que una coreografía ensayada. Esta autenticidad en su performance contribuyó a la creación de una sensación de intimidad, donde cada gesto y cada nota parecían estar dirigidos personalmente a cada uno de los allí presentes.
Situada en el centro del escenario e iluminada de manera que destacara su presencia, Mitski cantaba mientras sus siete músicos la acompañaban desde la penumbra, creando un contraste que subrayaba la centralidad de su figura. plácido, invitando a la audiencia a una escucha activa y a un trance musical. El setlist de la noche incluyó diez de las once canciones de su último álbum, lo que permitió a los asistentes disfrutar de su trabajo más reciente en directo. Pese a que este disco no es de mis preferidos, he de admitir que se nota el disfrute de su interpretación, le pone muchísima pasión a cada letra.
Sin embargo, Mitski no olvidó sus anteriores éxitos. Canciones de discos anteriores como Happy, Thursday o Love Me More fueron adaptadas al estilo folk, lo que fortaleció la cohesión del concierto y permitió redescubrir estos temas bajo un nuevo prisma, que si bien me resultó extraño, aportaba algo distinto a esta gira, más en conexión con su último disco. Otras canciones como First Love/Late Spring y I Bet on Losing Dogs mantuvieron su versión original, emocionando al público que las coreaba como himnos.
En varios momentos durante el concierto pausó las canciones para dirigirse al público, incluyendo una en la que habló en un español sorprendentemente limpio, sorprendiendo a muchos, y mencionando que hablábamos demasiado rápido. Fue verdaderamente entrañable. Y cómo no, tras un pequeño bis, la artista volvió a lo grande con Washing Machine Heart y Nobody, sus dos grandes hits (con el permiso del hit viral My Love Mine All Mine)
Sin duda alguna, combinación de su habilidad musical, la atmósfera íntima del evento y la interacción genuina con el público hizo de este concierto una experiencia para el recuerdo. Mitski logró, una vez más, demostrar por qué es considerada una de las artistas más importantes del rock indie contemporáneo. Ojalá poder revivir esta agradable noche de nuevo.