Lo que comenzó siendo una habitación de tres por tres acabó transformándose en una céntrica sala capitalina que, meses antes de la coronación de ODDLIQUOR allí, había agotado todas sus entradas.
Armando un jaleo digno de haber congregado a más de 1.000 personas, la historia de Marcos Terrones se cuenta sola si has estado desde el principio. ODDLIQUOR, o “Marquitos” para los amigos y la gente cercana, volvió a despertar el interés colectivo haciendo referencia en redes sociales al efecto que alguien especial provoca en ti y cómo simples actos se convierten en rutina, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva. En resumen: que es capaz de transformar y plasmar en canciones lo que sienten miles de millones de personas.
El artista madrileño pareció haber entendido el dresscode de su generación aquella noche, y así lo demostró el pasado 14 de enero en La Paqui de Madrid. Ataviado con unas Adidas, empiquetado de Burberry con una gorra de los Yankees, y un pasamontañas a su mano derecha, la velada anterior al Blue Monday comenzó “Pisando charcos”, la opción más adecuada para una noche lluviosa y gris.
Entre canciones inéditas y otras viejas de su repertorio, la llegada inminente de “Nueva en la ciudad” junto a Judeline llegó, esta vez sin la de Los Caños de Meca, momento de la composición que ODDLIQUOR encargó cantar al respetable. Demostrando siempre su lealtad hacia su familia y hacia quienes le rodean, el amor también ha hecho mella (en más de dos ocasiones diferentes) en Marcos, siendo ODDLIQUOR el medio a través del que expresa ese sentimiento, como sucedió con “Hermanita” o “amor propio”, momentos del show donde el público demostró que no estaba allí por moda. Vergonzoso y con un nuevo outfit consigo, ODDLIQUOR se arrancaba a bailar bachata animado por todos, demostrando que su “TEAM!” se encontraba allí esa noche. “Llevo más de 12 años soñando este momento”, afirmó en varias ocasiones eufórico ante una oleada de vítores y aplausos.
Haciendo alusión a la hiperactividad y el TDAH con “elpulsomevasuperrápido”, continuó la estela de su recién estrenado EP “BLINDAO”. Con la ayuda de Andry Kiddos quedándose sobre el escenario durante el resto del show -en esta ocasión la etiqueta de “artista invitado” no valía- y ayudándole a ayudarle a “volver a creer en la amistad” juntos finalizaron un eufórico set de casi 120 minutos con los sentimientos a flor de piel. ¿Lo siguiente? Sólo el tiempo dirá.