Mira mamá, son ellas, SON ELLAS!. Una sonrisa de oreja a oreja se instala en el rostro de todos y cada uno de los niños y niñas que están a punto de vivir la noche más mágica de sus vidas. “Sí, cariño, son ellas, pero tan solo es la pantalla”. Y así era. La ilusión ya campaba a sus anchas bastante antes de que Magüi, Sandra, Juls y Raquel pisaran las tablas del Wizink Center. Ahí es nada. Las cuatro artistas forman Ginebras, un grupo divertido, audaz, en el que caben todas las personas que habitan este, en ocasiones, complicado mundo. Todos son bienvenidos en el universo de Billie Max, en donde llueven luces de neón y los invitados son de algodón.
Para poder entender cómo Ginebras ya se encuentran situadas en el olimpo de la popularidad, hay que retroceder cinco años atrás. Era 2018, cuando cuatro chicas se juntaron para compartir sus conocimientos musicales. Aunque eso era ampliamente imprescindible. Lo importante era estar rodeadas de tus amigas haciendo lo que más amas. Primeros conciertos en la sala Siroco. Primeros aplausos. Primeras sensaciones inmejorables. Su primer trabajo discográfico, ‘Ya dormiré cuando me muera’ sobrepasó todos los límites inimaginables. Magüi, Sandra, Juls y Raquel ya estaban en boca de todos. Festivales y giras interminables. Risas y buen rollo. El resto es historia.
Porque sí, el hito que logró Ginebras el pasado jueves es historia. Un punto de inflexión en sus respectivas carreras. ‘¿Quién es Billie Max?’, el segundo trabajo de las cuatro protagonistas de esta crónica, les ha permitido disfrutar de una noche única, memorable. “No puedo hablar, lo siento. Esto es muy fuerte”, decía Magüi al poco de empezar el concierto al borde de las lágrimas. Pura emoción y sentimiento. Alex Turner abrió la veda. Primeros saltos y estrofas coreadas al unísono por parte del respetable. “Has venido y te estoy viendo bailar…”. Poco a poco se iba completando el setlist, en tanto que las conversaciones entre las artistas presentes encima de las tablas narraban todo tipo de situaciones jocisas e inverosímiles.
Uno de los momentos más especiales fue, sin duda, la interpretación de Todas mis ex tienen novio y de Medley series, un cúmulo de referencias a esos momentos televisivos que se han quedado incrustados en la memoria millenial, desde Los Serrano hasta El Príncipe de Bel-Air. “Tocábamos esto en nuestros primeros conciertos para llenar el setlist“. Los dos mencionados temas vinieron precedidos por una también más que representativa interpretación de Filtro Valencia y de Lunes negro, esta última con los chicos de Karavana encima del escenario. Las canciones más conocidas de la banda se mezclaban con las que habían sido menos tocadas en directo, logrando, de esta manera, que los fans que ya copaban el Wizink Center observaran con sus propios ojos que sus personas de referencia estaban viviendo el mejor momento de sus vidas.
Bailando mal, con la colaboración de Elyella, cerró un primer bloque más que emocionante, si bien aún restaba lo mejor. Un conjunto de imágenes y vídeos comenzaron a proyectarse en las pantallas. Desde el primer día hasta el último. “Hago mucho hincapié en el miedo. En que, al final, todos lo tenemos. Hasta por las cosas más estúpidas. No ha sido nada fácil preparase para esto. Estamos siendo valientes por vosotros y vosotras”. Las lágrimas de emoción se deslizaban lentamente por el rostro de Magüi, instantes después de que sus manos se deslizaran por las teclas del piano para tocar Muchas gracias por venir. Pelos como escarpias. La confianza ganando por goleada al temor.
El dulce sabor de boca propiciado por dicho momento se vio potenciado por unos últimos minutos de locura generalizada. Lo mejor para el final, ya se sabe. Acto seguido de una coreadísima Omeprazol, la presencia de la televisiva Eva Soriano, quien cantó con total maestría Desastre de persona, pilló por sorpresa a una amplia parte del público. Ansiedad, Paco y Carmela y La típica canción, la cual recuerda que es lícito sentir placer por cosas que odias y reconoces que están bien, pusieron punto y final a una noche extraordinaria, con las emociones a flor de piel. Un concierto en el que esos niños y niñas pudieron ver por fin a sus heroínas. El hecho de conseguir una sonrisa infantil justifica todo, incluso el plantar cara al miedo y noquearle con tus mejores armas. Y Ginebras lo lograron con creces. Bienvenidos, pues, al 12 de octubre, día de la Ginebridad.
Crónica: @marioodjm
Reportaje fotográfico: @espe_dm