I like it escuchar que podés inventar” dice el séptimo verso de “Output Input”, canción con la que Andrés Calamaro abrió su primer show de Las Noches del Botánico este sábado 10 de junio. Esto mismo le podría haber respondido el público sobre el show que brindó esa noche.
El músico argentino se deshizo de todos los moldes para dedicarse a versionar de forma libre su extenso repertorio. Primo la creatividad en una jornada plagada de hitazos coreados por un público que llenó el Jardín Botánico. Esto quedó demostrado de forma temprana con el enganche de “La Parte de Adelante” con “Loco”.
Estas libertades creativas que tuvo Calamaro fueron posibles gracias a los cuatro talentosos músicos que lo acompañaron en el escenario: Mariano Domínguez en el bajo, Martín bruhn en batería, Julián kanevsky y Germán Wiedemer en el teclado. A estos se les sumó “El Niño” Josele para regalarnos un excelente solo de guitarra que funciona como introducción de “Estadio Azteca”. Todo el público se unió para cantar a los gritos una versión con toques flamenquitos de este clásico.
Calamaro siguió inventando arriba del escenario al agregar un atractivo juego coral para “El Salmón”. Después de esto llegó el momento más bailable de la mano de “Maradona”. Aquí, toda la grada se paró y empezó a saltar, mientras que en el campo la gente agitaba banderas argentinas, camisetas nacionales del 10 y de Boca Juniors.
Sin apegarse a su propio pasado, el músico se dedicó a hacer medleys. En uno de ellos combinó “Mi enfermedad”, “Todavía una canción de amor”, “Te quiero igual” y “Dulce condena”. Cuando terminó este segmento lo invitó a Twanguero, el telonero, para que se sume a la guitarra de “Sin Documento”.
Este fue el comienzo de una seguidilla de los himnos más conocidos de Calamaro. Aquí el público demostró una conexión total con el artista. Comenzaron coreando hasta las partes del piano de “Flaca”, luego un pogo furioso en “Alta Suciedad” y terminaron cantando más de media canción a modo de Karaoke en “Paloma”. La energía del campo se transfirió a la tribuna, haciendo que este empiece a latir con el salto de la gente.
Después de unos minutos que la gente invocará a los músicos con el clásico “Óle, Óle, Óle, Óle, Andres, Andres” regresaron a escena. La despedida comenzó emotiva con “Crímenes Perfectos” para luego inyectarle una dosis de energía con “Los Chicos”.
Para despedir la noche se acercó a ambos lados del escenario y comenzó a torear con una bandera Argentina, demostrando que es tan de allá como de acá. “Soy de donde se habla un idioma”, como explica también en “Output Input”.