En cinco años escalar hasta agotar las entradas para uno de los recintos más grandes de España no es tarea fácil. Por suerte Diego, Martín, Mario y Juan cuentan con unas habilidades especiales que lograron reunir en el WiZink Center a más de ocho mil personas.
“Que yo no te pertenezco” fueron los gritos que daban luz verde a uno de los hitos más importantes del recorrido musical de Carolina Durante. Su nuevo disco “Cuatro Chavales” (Sonido Muchacho, 2022) parece haber cimentado las bases sobre las que, sin importar la edad y sin conocerse, la gente se reúne para celebrar que forman parte de una sociedad que va a pique y donde la salud mental ha demostrado ser fundamental para entendernos. Y para lo más importante: respetar y cuidar siempre a quienes están alrededor.
Una vez mostrada la idea de lo que iba a ser la noche en las pantallas y habiendo calentado al público con “Moreno de contrabando”, “Urbanita” o “La canción que creo que no te mereces”, una rápida línea de bajo conducida por Martín anunciaba el turno de “Nuevas formas de hacer el ridículo”, donde el clímax llegó de la mano de la irónica burla hacia el líder de Izal.
Volvían a su segundo LP donde “No es tu día” y sus coros finales demostraban a la perfección cómo Carolina Durante han querido escalar para ser más que cuatro jóvenes, derivando en una mejoría vocal y sonora inmensa en comparación a cuando presentaban su disco homónimo por primera vez en la sala El Sol de Madrid.
El público contenía la respiración porque en cualquier momento podía salir Rosalía al escenario, como dejaba caer hace unos días por Twitter. Pese a no haber vivido lo que esa simulación supondría, se enfrentaron con creces a un WiZink Center lleno Elena Nieto, vocalista y guitarrista de Yawners, y Alicia Ros, vocalista y bajista de Cariño. La primera, para hacer apariciones estelares a la rítmica en ocasiones puntuales (“Cementerio”), y la segunda en “Perdón (Ahora sí que sí)”. Todo ello sin olvidarse de invitar al escenario a Orslok, que con una cantidad ingente de procesador de audio inyectada en su micrófono, dejaba que desear al interpretar “Casa Kira”, su colaboración más reciente junto al cuarteto madrileño. Un single que pareció revolucionar al público, que se animaba a tirar cervezas al aire, sudaderas e incluso zapatillas, provocado por la euforia y la exaltación con la que Orslok se personaba en el escenario, sin antes despedirse recordando que el rock no está muerto.
“Joder, no sé” y un homenaje a una de las mejores bandas de Madrid, en palabras de Diego Ibañez, dejaban asomar la llegada del bis. No sin antes ese mayúsculo “uno, dos, tres, cuatro” que daba pie a “Cayetano”, el éxito capital de Carolina Durante. Composiciones finales como “Las canciones de Juanita” o “Tu nuevo grupo favorito”, que describe a la perfección el ascenso de la banda, también sacan a la luz ese poso de acertado nihilismo oscuro. Uno que usan para burlarse de todo lo que les pasa para hacer su existencia más llevadera.
Llegó el fin con “La noche de los muertos vivientes” y no fue puro pesimismo, aunque lo canten. A pesar de componer para varias generaciones perdidas, todas parecieron encontrarse aquella noche.