Ha habido varias oportunidades para ver The Cure en Madrid, la última en el Madcool 2019, pero desde 2016 (y en el mismo recinto) la banda británica no nos había ofrecido un concierto de este calibre. Casi 3 horas de recital supusieron para los asistentes una gran epifanía el pasado viernes 11 de noviembre, con espacio para temas más conocidos y algunas rarezas de la banda. Sin embargo, lo que podemos sacar como conclusión (y tras alguna polémica por Twitter) es que Robert Smith y compañía dieron un bolo totalmente para fans.
Al igual que en su última visita al Wizink Center, vinieron con los escoceses The Twilight Sad, que en esta ocasión traían bajo el brazo IT WON/T BE LIKE THIS ALL THE TIME, lanzado en 2019. Pese a que los fans allí agolpados estaban presentes claramente por The Cure (y faltaba mucho por llenar de un cartel que marcaba sold out), no se quedaron para nada atrás. Hubo bastantes momentos de brillantez musical en temas como There’s a Girl in the Corner, Vtr o una curiosa cover de Keep Yourself Warm de Frightenned Rabbit. Cerraron con And She Would Darken the Memory, con casi una hora de algunas de sus mejores canciones.
Tras media hora de espera entre grupo y otro, y algún agobio (ahora sí que sí, se notaba que estaba todo lleno), The Cure llegaba al escenario con Alone, uno de los nuevos temas de Songs Of A Lost World. El año pasado cuando os contábamos que venían a España vaticinábamos que el disco ya estaría con nosotros, pero lamentablemente no ha sido el caso. Toca esperar a 2023. Tras este nuevo sonido (inédito, y que sólo ha sonado en conciertos), tocaba el turno de una vieja amiga como es Pictures of You. El público ya empezó a disfrutar de cada tema tras esto, la emoción se notaba en el ambiente.
En esta primera sección del concierto, que en cierto modo ocupó casi todo el grueso de la noche, sonaron 5 composiciones del nuevo disco. Destacamos And Nothing is Forever, que con una melodía bastante entrañable y llena de sentimiento nos recordó a trabajos anteriores como el mítico Desintegration. Tras Endworld, uno de las nuevas canciones (durando más de 10 minutos, que se dice pronto) se retiraron con el primer bis, dejando algunas sensaciones extrañas en los que estaban allí presentes. ¿Dónde estaban los hits más conocidos? ¿Por qué resultaba tan monótono el concierto?
Y es que, al final del día, hay que entender que The Cure a día de hoy aunque tenga numerosos hits atemporales, es una banda que se centra en crear atmósferas. Es palpable que el foco en el set de esta gira está pensado para brindar a los espectadores pasajes lúgubres, oscuros y tétricos, síntoma de una madurez consagrada en la banda que personalmente agradecí (pese a que es innegable que para un concierto de casi tres horas es bastante intenso).
Al volver al escenario, Robert anunció que iban a dedicar un espacio a canciones más desconocidas y «rarities» de la banda y así fue, con Cold de Pornography como gran sorpresa. Tras varios temas, volvieron a retirarse, para ahora así, echar toda la carne en el asador y dejar a todo el estadio exhausto. Con unos visuales de telarañas preciosos, los británicos empezaban con una interpretación de Lubally sacada directamente del siglo pasado (con una técnica vocal de Robert impecable).
A esta, siguieron The Walk, Friday I’m in love (cómo no, y encima era viernes), Doing the Unstuck, Close to Me, Inbetween Days, Just Like Heaven y un final apoteósico inevitable con Boys Don’t Cry. El publico tras esta retahíla de hits estaba verdaderamente eufórico, dando cierre a una velada bastante surrealista. The Cure sigue sonando igual de bien en directo, y pese a alguna canción a la que se nota el paso del tiempo (Charlotte Sometimes era mejor en otra época), Robert Smith y compañía se mantienen como en los 80. Y eso es algo de lo que pocas bandas de esa época pueden presumir actualmente.