Después de la sucesión de macro-encuentros a lo largo y ancho del país, final de agosto y principios de septiembre dan paso a nuevas formas de congregación para disfrutar de la música en directo.
La novena edición del Festival Gigante tuvo lugar los pasados días 25, 26 y 27 de este caluroso mes, donde la Huerta del Obispo de Alcalá de Henares se convirtió durante tres días en la meca del indie y la música más sonada, además de emergente, en la Comunidad de Madrid. Más de una veintena de sonidos que van desde el indie más clásico hasta el punk-rock más reivindicativo, o los sonidos urbanos de nombres noveles se vieron las caras durante tres jornadas en la localidad madrileña.
Toda esta propuesta musical no podría estar respaldada sin un público de lo más variado. Desde los jóvenes que están dispuestos a quedarse hasta las dos de la mañana usando sus últimos ápices de fuerza del día para armar el pogo más desenfrenado en Niña Polaca, hasta los padres que van con carritos de bebés preparados para disfrutar de lejos de la música, armando a sus hijos con cascos de cancelación de ruido.
El line-up de bandas que inauguraba la primera jornada del festival alcalaíno comenzó con la propuesta ecléctica, cercana y urbana de Barry B. Un joven con una sincera y cruda faceta que bebe de muchos de los géneros que nos podamos imaginar. Una muestra de ello es su puesta en escena, trayendo canciones más urbanitas como “Kit Kat”, pero otras que mezclan el trap con la canción de autor como “Soleá” y una inédita que presentó a los asistentes junto a otro jovencísimo artista en el punto de mira: Rusowsky.
Siguiendo la estela de los más jóvenes, a las ocho de la tarde el escenario Sideral se teñía de tonos pastel para dar la bienvenida a Jimena Amarillo. Con unas letras, escenografía y discurso que respalda en todo momento a la comunidad LGTBIQ+ la artista (que reúne la friolera cifra de 400 mil oyentes mensuales) se presentaba casual ante un escenario que empezaba a inquietarse por la artista que vendría después. Sin ninguna presión encima (o así lo mostró ella), Jimena Amarillo y su elenco de músicos se personaban con camisetas de fútbol para interpretar himnos indies y cortes de su discografía como “Cafeliko” o “Ni se nota”.
Uno de los platos fuertes y para despedir el primer día fue la pamplonica Natalia Lacunza, que junto a su Tiny Band (por mucho que su talento contradiga el nombre de quienes la acompañan), se presentaba tras Jimena Amarillo con una puntualidad inglesa. Lacunza nos traía su lanzamiento más reciente, su disco debut “Tiene que ser para mí” (Sonido Muchacho, 2022), del que sonaron cortes como “Medicina”, acompañados de unos coros de ensueño por parte de la teclista Teresa Gutiérrez, artísticamente conocida como Ganges, agredecimientos que llegaron después de “Cuestión de suerte” y que dejaban un listón muy alto para situarse en el podio de ganadores para la clausura del inicio del festival.
La nueva (desde hace unos meses) sensación del indie y el rock en la escena emergente es Niña Polaca, que pese a dejar atrás esa etiqueta, cerraban con un frenético show la primera jornada del festival. Con una arrolladora puesta en escena salían puntuales Surma, Sandra, Kobbe y Beto, con el objetivo (que cumplieron con creces) de poner a saltar a las filas de jóvenes que se agolpaban para cantar y poguear al ritmo de “Madrid sin ti” o “PDR SNCHZ” a la vez que escuchaban y cantaban tímida y respetuosamente cortes más tranquilos como “Nora” o “San Francisco el Grande”. Los alicantino-madrileños también tuvieron tiempo para presentar una canción inédita en la que Sandra se convertía en la frontwoman durante poco más de tres minutos para cantar en su totalidad “Pollo frito” mientras pocos móviles pasaban de inmortalizar el momento. Era hora de abrir las orejas y escuchar lo siguiente de Niña Polaca.
La tensión se palpitaba en el ambiente al día siguiente, con Shego y Alice Wonder cantando poco después de la apertura de puertas la segunda jornada. El viernes 26 había dos nombres que jugaban en casa: Raquel, al bajo de las Shego, y Celia, al bajo de La La Love You.
El cuarteto femenino, ahijado de la discográfica Ernie Records, no tuvo problema en abrir el festival. Siempre con esas letras contundentes y una actitud feroz, Shego se atrevió a presentar un tema inédito de lo que sería el siguiente disco; “Lucky” (el primero de sus singles), según afirmaron sus integrantes, vería la luz antes de lo que esperamos. “La única canción que tenemos la dejamos para el final”, se burlaba Maite al micrófono mientras introducía de forma satírica la canción más potente (pero no por ello la más importante) hasta su fecha; “Vicente Amor” y sus escasos dos minutos no se lo desearía nadie ni a su peor enemigo. “Prefiero respeto, no me ofrezcas coca, cállate”, espetan las chicas a esos Bertines Osbornes y Cayetanos que deberían estar en cualquier otro sitio, pero se encuentran haciendo de menos a las mujeres.
La marabunta de gente que vitoreaba a Shego no tardó en desplazarse al escenario Gigante para presenciar el espectáculo de Alice Wonder, que salía al escenario acompañada de dos músicos después de quemar “Closed On Sunday” de Kanye West por los altavoces. La joven artista madrileña cuestionó en repetidas ocasiones si su proyecto era digno de festival, algo que el público apenas le dejó reiterar la pregunta, pues cantaba cada vez más alto según pasaban las canciones. “Sueño raro” y “Por si apareces” no tardaron en sonar, y en la segunda la artista se sinceró afirmando que aquella canción la compuso con tan sólo 16 años e iba dedicada a una ex-pareja que tuvo su hermana. “Esto es por aquellas personas que aparecen cuando menos lo necesitamos y lo esperamos”, comentó antes de arrancar. Eso sí, el silencio fue sepulcral y sólo unos pocos se atrevieron a alzar la voz cuando llegó el turno de “Bajo la piel”, dejando a Alice sola frente a su teclado y haciendo evidente el final del concierto.
Una de las bandas más esperadas de la noche, que salió poco después de Miss Caffeina era La La Love You. Su bajista Celia jugaba en casa aquella noche, una en la que junto a Roberto, David y Óscar, resto de miembros de la formación, también de Parla, jugaron a picar a los asistentes para conseguir el primer puesto al mejor público del mundo. Un concurso en directo que superaron satisfactoriamente con cada canción que pasaba. Desde el inicio con “Irene”, pasando por “Más colao que el Colacao”, hasta “Laponia” o la versión especial de “Tenía tanto que darte”, donde se echó en falta a Nena Daconte. Un trallazo de pop al más puro estilo La La Love You que dejaba espacio para la canción definitiva. Quizás no fuera “El Fin del Mundo”, pero el Festival Gigante se dejó la garganta como si aquella noche lo fuera.