El FIB siempre ha sido un festival internacional de referencia, conocido en ediciones anteriores por su cartel indie de referencia. Sin embargo, en los últimos años antes de la pandemia, había sufrido una bajada importante de asistentes por lo, que ahora tocaba ver si con el recién estrenado liderazgo de The Music Republic se podía remontar, sobre todo con la competencia de otros grandes nombres como son el BBK o Mad Cool Festival.
Es cierto que a pocas semanas de su celebración, todos presentábamos una mirada escéptica de cómo será este FIB. El FIB siempre había sido aquel lugar donde ver a bandas gigantes a la vez que podías descubrir el nuevo talento a punto de pegar un boom, conocido por sus apuestas por grupos prestigiosos y decisiones innovadores. Este año hemos contado con un cartel algo menos emocionante, caracterizado por muchos grupos nacionales (Izal, Love of Lesbian, Viva Suecia…) y un público mayoritariamente español.
Sin embargo, el viernes 15 (tras un día a medias el jueves 14, con cinco artistas), el FIB arrancaba de nuevo con un recinto abarrotado y un ambiente festivalero. Y en cuanto a lo que cifras se refiere, el recinto de conciertos de Benicàssim consiguió reunir a 180.000 personas en cuatro días, con un 75% de público nacional a diferencia de ediciones anteriores donde solía predominar el público británico. Alentado por el bajo coste de los abonos (precios de hasta 60 euros por 4 días) parecía ser que el festival había conseguido lo que todos esperábamos: la vuelta del festival en el que tenemos tantos recuerdos y donde nos lo pasamos tan, tan bien.
El viernes arrancaba con la actuación de Arde Bogotá, el grupo de Murcia que estrenaba el escenario Cutty Sark. Y a pesar de las elevadas temperaturas, tanto el público como el grupo lo dieron todo, disfrutando del directo que daría pie a una noche de mucha diversión. El sol seguía pegando sobre el recinto cuando Álvaro Lafuente, conocido como Guitarricadelafuente, abrió el escenario principal. La emoción del local se apoderó mientras tocaba en el pasillo del escenario principal su gran éxito ‘Guantanamera’, y el cantante también se emocionaba, reflexionado sobre cómo un chico nacido en Benicassim iba a acabar tocando en el escenario del FIB. Luego era el turno de Cariño, quienes demostraron el éxito y paso que se van haciendo en el panorama musical nacional, un directo muy divertido y cañero, a pesar de algunos problemillas de sonido al comienzo.
El solape que más dolía era el de Ginebras con The Hunna. Por una parte, las chicas moradas lo petaban en el escenario Cutty Sark, un espectáculo lleno de buen rollo, diversión, confeti y muchas emociones. La banda llevaba varios días compartiendo por redes sociales las ganas que tenían de tocar en el FIB, lo especial que era para ellas este festival y los recuerdos que tienen de cómo hace tres años tocaron en un templete en la plaza del pueblo y ahora estaban llenando su concierto en el recinto. Mientras las chicas brillaban y hacían un mash up de clásicos de nuestra adolescencia, en el escenario Shein tocaba The Hunna. El grupo londinense también venían nostálgicos, recordando cómo habían tocado en el FIB justo en el año anterior a la pandemia, y dando las gracias, por ser este su primer show internacional en más de 3 años. Un directo caracterizado por su energía y sonido cañero, presentando temas de su último disco como “I Wanna Know” o “Can’t Break What’s Broken”, incluso un tema que no se ha estrenado todavía, y otros temas como “She’s Casual” o “Bonfire” que parecen hechos casi a posta para ser cantados desde los hombros de alguien en este festival.
La noche seguía con la apuesta por el indie británico, viendo el paso por el escenario principal tanto de The Kooks como Two Door Cinema Club. De dos grupos con tanta trayectoria, The Kooks no dejaban fuera ninguna canción, pasando por ‘She Moves in Her Own Way’, ‘Shine On’, y terminando con nada más ni menos que su conocidísimo ‘Naive’. Algo parecido hicieron los irlandeses Two Door Cinema Club, despleando su arsenal de hits, llenando cualquier espacio que pudiera haber quedado en el escenario principal, terminando con ‘What You Know’.
Aunque como era de esperar, no todo podía ser positivo. Y es que el festival ha recibido duras críticas por parte de los asistentes más fieles: un camping abrasador debido a la falta de toldos y sombra, una cuestionable limpieza y escasez de duchas, la necesidad de pagar para el reacceso al recinto, puestos de comida repetitivos y sin opciones veganas/sin gluten, la falta de agua gratuita…Y lo más destacable, el cartel o más bien la falta de ella.
Para aquellas personas que han asistido año tras año al FIB, acostumbrado a ver nombres como Red Hot Chilli Peppers o The Killers, este año dejaba un sabor de boca algo agridulce. ¿Se ha celebrado el FIB y nos lo hemos pasado bien? Pues
claramente. ¿El cartel ha sido flojo? Pues en nuestra opinión también. ¿Tememos que con los siguientes ediciones el FIB vaya perdiendo esa “esencia” que lo hace tan suyo? No lo sabemos. ¿Estos cambios son a mejor? ¿A peor? ¿Será que los Fibers veteranos ya nos estamos haciendo mayores y nos toca deja paso a la siguiente generación? No tenemos respuesta a todas estas preguntas. Solo nos queda confiar, consolarnos y darles el mérito que tiene de que, de una forma u otra, el nuevo liderazgo ha conseguido dar futuro un festival que se encontraba a la deriva hace apenas unos años. No es el mismo FIB, pero probablemente es el único posible.
Fotos: @jameslomaxphoto