Cable a Tierra 2022 es la gira presentación del último álbum de Vetusta Morla, homónimo y publicado en octubre de 2021. Tras pasar por ciudades tales como Valencia, Barcelona o Bilbao, la tarde del sábado 11 de junio reparte ilusión a los alicantinos en el Multiespacio Rabasa. Siguiendo el orden del disco, suenan las tres primeras canciones que abren el espectáculo: Puñalada trapera, La Virgen de La Humanidad y No seré yo.
El hombre del saco no ha venido esta noche con Pucho, pero quien sí le acompaña en las vocales son el grupo palentino El Naán con sus sonidos ancestrales “afroibéricos” y el grupo gallego Aliboria.
La banda madrileña muestra un Corazón de lava que palpita con cada aplauso del público. Han montado un propio Imperio del sol, desde el primer día que iniciaron su viaje en el nuevo álbum con Finisterre.
Vetusta Morla apuesta por la poesía como elemento artístico para sus directos, que se encarga de recitar esta vez El Naán, como hilo conductor durante el concierto. Resulta intrigante los tantos detalles que perfeccionan, cabe mencionar también los visuales por canción y un sonido cada vez más folk.
Maldita dulzura la suya, que siempre llevan consigo y que embelesan a todo un público dedicado. Entonces suena su clásico Copenhague y dejarse llevar suena demasiado bien; como ese primer álbum que publican en 2008, “Un Día en el Mundo”.
Este grupo no necesita Mapas para encontrar su lugar en el panorama musical, Vetusta Morla llevan enamorando ciudades y festivales por más de 20 años. Con esos “Mapas” (2011), llegó el mal de altura, con Boca en la tierra.
La vieja escuela coge protagonismo en una noche que adelanta por apenas dos semanas una del 23 de junio; los ecos del público se hacen con el sitio. La noche es todo un éxito, no sabemos quién es su Consejo de sabios, pero Al final de la escapada todo lo que desea la banda madrileña es que a tu banda favorita aún le queden muchos años. La Diana, como las vocales de Pucho, que nos llevan a Lo que te hace grande.
Saharabbey Road, Sálvese quien pueda y Valiente, son tres canciones que emocionan desde el primer acorde y que el público más longevo ansiaba por escucha; llegan al final de la noche. Como canta la poesía intrínseca a las canciones de Pucho: Ceniza de fénix, perfil de coral, pon cada latido y celebra que nuestra historia continuará.
Bajamos la frecuencia para la despedida con Si te quiebras y Cuarteles de invierno, que aparecen como una caja de recuerdos. Los días raros envuelven el espacio alicantino, como un regalo por abrir. Sabemos que esta será el último tema de la velada que disfrutaremos, por lo que sus seguidores gastan toda la energía ya conmovedora del concierto, que diríamos empieza en celofán y acaba en eco.