Si la música en directo está hecha para dejarse los pulmones, el espectáculo de Novo Amor es la excepción. La delicadeza con la que el galés y su banda tratan cada composición es digna de sentarse para ser estudiada.
El proyecto de Novo Amor comenzó como un acto de rebeldía tras experimentar una ruptura. De forma inesperada encontró en ese sentimiento y en aquello que se plasmaba algo gratificante. Su música bebe de experiencias vividas, pero también de imaginarios y escenarios idealizados. Con su último lanzamiento, “Cannot Be, Whatsoever” de la mano de Allpoints, Novo Amor dejaba huella una vez más en Madrid. Y a la inversa de aquellas canciones que parecían un espejismo, su concierto era más que real.
Diez minutos más tarde de lo previsto, contradiciendo eso de la puntualidad inglesa, Novo Amor y su elenco de músicos salían ante un Ochoymedio que les recibía entusiasmado aunque con miedo a aplaudir, como si aquello fuera a romper el hechizo al que pocos minutos después sometieron a las más de 500 personas allí presente un lluvioso sábado de abril. Personas que veían la chispa en los ojos de Ali Lacey, que se alegraba de pisar terreno madrileño una vez más. “Me siento genial por poder estar en España otra vez, y vosotros sois quienes habéis hecho esto posible, así que gracias”, sonreía al público.
Más de una hora y media en la que cupieron 20 canciones de lo largo y ancho de su discografía. Un set que empezó con uno de los singles de su álbum más reciente, “Cannot Be, Whatsoever”, llamado “Opaline”. Ese delicado y delicioso sencillo que anticipaba uno de los álbumes más esperados del género, en el que Lacey compite con titanes como Bon Iver o Sufjan Stevens, cada día rozando más un hueco en ese podio. De ese mismo disco llegaron más cortes como “Halloween” o “Decimal” (de las más destacadas en cuanto a números) y algunos que dejó para más tarde cuando decidió “que la parte triste del show se había acabado”, como “Keep Me” o “Statue of a Woman”.
Joe Powell, Isaac Powell, Tom Mason, Ed Tullet y Si Martin mantuvieron la compostura de la primera a la última canción. Será que ya están acostumbrados, ¿pero quién puede resistirse a los falsettos de Novo Amor? Canciones más antiguas de su largo “Birthplace” (que presentó en 2019 en El Sol de Madrid) como “State Lines”, que intercaló con “13494” o “Repeat Until Death” sonaron, y a más de uno pusieron al borde de las lágrimas. Novo Amor tiene esa habilidad de trasladar su música al plano terrenal y mundano, cuando en otras ocasiones invita a todo lo contrario. Y quizás ahí resida la magia: en no saber en qué mundo mantener los pies.