Era domingo lluvioso en Sevilla, y llegar a la Sala X a las 19h para presenciar el espectáculo de El Altar del Holocausto fue algo extrañamente perfecto. El día del Señor, los atuendos imitando a la Semana Santa, la hora… había una extraña consonancia y parecía que todo estaba pensado para suceder ese día y a esa hora.
Pese a ser más temprano de lo habitual en comparación a otros conciertos de la sala, había gente para llenar la mitad del recinto sin problemas. Una melodía que parecía de una misa comenzó a sonar y la máquina de humo nublo todo el escenario, haciendo que los miembros de la banda aparecieran como figuras celestiales. La homilía había comenzado.
La ristra de canciones fue bastante extensa, y pese a la duración habitual de sus composiciones el bolo duro más de una hora. Temas de su álbum más reciente, -I T-, fueron las que predominaron, pero no se olvidaron de -S H Ǝ- y -H Ǝ-. Venían presentando principalmente Trinidad, un EP con un tono algo más calmado pero que también tuvo cierta presencia, combinándose perfectamente con los momentos más potentes de discos anteriores.
Desconozco sus rostros, pero Reaper Model (batería y percusión), Weasel Joe (guitarra I), Reverb Myles (guitarra II) y Skybite (bajo) tocaron con una intensidad que retumbaba las paredes. Uno de los guitarristas no paraba de animar al público para que aplaudiera, gritara y en general se motivase de una forma que hacía todo mucho más dinámico, pese a que este sea un grupo totalmente instrumental. Sus guitarras eran las voces.
No faltaron momentos silenciosos, en los que el batería sacaba un cartel en el que ponía “El Altar del Holocausto busca silencio”. Eran momentos algo incómodos, pero que fomentaban esa experiencia de banda religiosa. Lo mismo con su clásico “momento misa”, que a raíz de la pandemia utilizan para dar el tan importante mensaje de que la cultura es segura. Se agradece el cambio, aunque lo anterior le daba mucha personalidad, con Biblia incluida.
Como no podía ser de otra forma acabaron con Lucas I, 26-38, su tema más conocido. Los riffs sonaron increíbles en directo, y fue el cierre perfecto para.