Después de intensos meses de trabajo por parte del equipo del Vida Festival, estos días 1, 2 y 3 de julio finalmente se ha podido celebrar el evento en el magnífico espacio de la Masia d’en Cabanyes (Vilanova i la Geltrú, Barcelona). Tras demostrar con el concierto de Love of Lesbian del pasado marzo en el Palau Sant Jordi, que la cultura sí puede ser segura, han sido los pioneros en el territorio nacional del camino hacia el regreso de la música en vivo tal como la conocíamos. Es el primer festival multitudinario desde la pandemia, las ganas y los nervios están a flor de piel.
Todos los asistentes al festival debían pasar por un test de antígenos y obtener un resultado negativo para poder acceder al recinto. Por eso se organizó un gran dispositivo en el espacio del pabellón polideportivo donde personal sanitario se encargaba de realizar los test, y hacer llegar el resultado a través de la aplicación del Vida. Resulta evidente que coordinar un cribado masivo es tarea difícil, tuvieron lugar varios incidentes durante la primera jornada del festival y se formaron colas de varias horas en los cribajes por culpa de unos problemas con la validación de los códigos QR de la app. Pero de los errores se aprende, y en este segundo día el proceso del cribaje fue más ágil ya que prescindieron de la app, y los asistentes obtenían el resultado del test rápido al momento.
Ya dentro, nos encontramos en un espacio enorme, lleno de barras de bar, espacios de «chill out» y con 4 escenarios donde actuaron artistas como Mazoni, Pau Vallvé, Ferran Palau y Meritxell Nedderman, entre muchos otros músicos que ofrecieron conciertos durante toda la tarde, en un ambiente muy fresco y juvenil, impactante por la cantidad de gente que había, casi como si entraras en una burbuja temporal en épocas de pre-Covid.
Maria Arnal i Marcel Bagés vuelven al escenario del Vida después de 4 años
En 2017 el dúo presentaron en este mismo festival su primer trabajo, 45 cerebros y 1 corazón, y ahora regresan deleitando al público con la presentación en directo de CLAMOR, el segundo disco de su carrera. Un «pop mutante» resultado de un proceso creativo en el que tecnología, lírica y poesía se fusionan con la voz angelical y cautivante de Maria Arnal, que dejó al público asombrado junto a su acertada puesta en escena; acompañada por dos coristas, iba descalza por el escenario, vestida con telas blancas vaporosas, como si de una especie de criatura mágica se tratase. De un talento admirable y una fuerza indescriptible.
El primer concierto sin distancias de seguridad de Stay Homas
«Estamos un poco nerviosos porque este es el primer concierto normal que hacemos como grupo» nos confesaba Klaus Stroink, miembro del trío musical producto del confinamiento que lo petó en las redes sociales, aportando unos minutos de música y alegría a la monotonía de los días encerrados. Y justamente esto hicieron durante su hora de concierto en el Vida, en el que ofrecieron a los asistentes varias canciones de su álbum Agua, y los hicieron saltar, cantar y reír con sus comentarios y anécdotas, creando un ambiente de confianza y cercanía entre un público completamente entregado al que mostraron su profundo agradecimiento.
Nathy Peluso se adueña del escenario con una potencia inigualable
Y a medianoche llegó el turno de la esperadísima cabeza de cartel: Nathy Peluso. Con tan solo 26 años, la joven argentina se ha convertido en una de las artistas más relevantes del panorama musical actual. Con un estilo ecléctico que fusiona géneros musicales como el rap, el hip-hop, el soul o el folklore latinoamericano ha conseguido captar a un público fiel y entregado.
El Vida Festival fue una de las paradas de la gira ‘Calambre Tour’ que comenzó en abril y la llevará hasta octubre por escenarios de todo el territorio nacional presentando su segundo álbum Calambre (2020). La cantante se entregó por completo en el escenario, con una interpretación y un baile enérgico con los que se construye una personalidad artística única. Con su traje ajustado, uniforme del tour diseñado por Sergio Castaño Peña, y su melena al viento arrancó con fuerza interpretando Celebré, siguiendo con míticos hits como Sana Sana, Buenos Aires o Delito, que la masa pudo bailar frenéticamente. Nathy no reparó en recordar al público la suerte que tenían de encontrarse en el festival que les permitía estar de pie, bailar y dejarse llevar por la música, y los animó a hacerlo con otros temas de su repertorio que no podían faltar: Puro Veneno, Amor salvaje, y los que ya podemos considerar como himnos de una nueva generación de jóvenes libres y empoderadas: La Sandunguera y Nasty girl.
La artista iba acompañada de una banda de músicos para acompañarla e interpretar toda la variedad de estilos por los que se mueve. El final apoteósico nos lo regaló con dos de sus canciones más potentes: Corashe y Business Woman. En efecto, con este tour, Peluso se impone con una firmeza que quita el aliento.
Los encargados de cerrar la noche por todo lo alto con los ritmos más frenéticos fueron el DJ Miqui Puig, el dúo musical Ladilla Rusa con su particular estilo electropop/rumbero y Sau Poler y su electrodance.