En unos meses difíciles para la música en directo, cada oportunidad de ver tocar a un grupo en vivo se aprecia -y se disfruta- mucho más. La actuación que Dorian ofreció este pasado jueves en el Tomavistas Extra -que ya fue aplazado a principios de mes debido al Covid19- fue una de ellas.
El grupo de Barcelona sabía que este sería con toda probabilidad su único concierto en Madrid este 2020 (y el último del año), y por ello salió a comerse el escenario, ofreciendo un recital en el que no faltaron todos los grandes éxitos de su carrera, ya de más de quince años.
Su último álbum, Justicia Universal, fue el encargado de abrir la velada a ritmo de La Isla y Noches Blancas, dos temas que sirvieron de preludio para uno de sus himnos más coreados, Verte Amanecer. Los amigos que perdí, Hasta que caiga el Sol o A cualquier otra parte siguieron sonando con fuerza para animar al público, cada vez más implicado en el show. Llegábamos sin darnos cuenta a la mitad del concierto, y mantenerse sentado en la silla asignada a cada espectador parecía cada vez más complicado.
Cometas, Justicia Universal -que como bien aseguró Marc, parece escrita a medida para este 2020 o El Temblor fueron los siguientes hits que sonaron en el recinto del Tomavistas Fest, ubicado al aire libre en IFEMA, que se iba preparando para el gran éxtasis final de la mano de La Tormenta de Arena. Una canción de más de diez años de antigüedad, que suena aún mejor en directo, acentuada por bajos, sintetizadores, aplausos y emociones, y que sirvió para rematar una noche mágica por todo lo alto.
Dorian y la organización del Tomavistas volvieron a demostrar que una Cultura Segura es posible, y que la música en directo sigue siendo un chute de adrenalina y positivismo muy necesario en los tiempos que corren.