El coronavirus ha paralizado la magia de la música en directo, pero el ciclo de conciertos impulsado por la promotora de los mismos, Live Nation, bajo el nombre de Crew Nation, está devolviendo la vida a los cientos de artistas que se han quedado sin mostrar a su público más fiel lo que se traían entre manos desde antes de la cuarentena.
Focos palpitando sobre un soporte en el que figuraban un par de guitarras y un ukelele. “¡Hacía muchísimo que no iba a un concierto!”, se oía hablar a dos amigas. Lo mejor se hace esperar, o eso dicen. 15 minutos más tarde de su hora prevista, El Kanka salió ante una Riviera que aplaudió su aparición durante más de dos minutos.
El punteo agudo de ‘Sabéis quiénes sois’, dedicada a todas aquellas personas que no se han podido ver debido a esta situación excepcional y que han estado apoyando al artista andaluz durante todo este tiempo, abrió el concierto. “Bienvenidos a uno de los conciertos de la nueva normalidad”, decía sonriente el andaluz.
‘Qué bello es vivir’ dejó bastante participación al público, que no paró de cantar incluso cuando El Kanka se volvía a encontrar con el micrófono. Dejó respirar a una de sus guitarras para coger el ukelele e interpretar ‘Para eso canto’. Pese al diminuto tamaño del instrumento hawaiano, era de admirar la destreza y soltura con la que lo manejaba.
Viajó a 2015 con canciones como ‘Me alegra la vista’ o ‘A desobedecer’, y dedicó ‘Andalucía’ a las personas de aquella comunidad. La Riviera se llenó de palmas flamencas que no quitaban ojo al artista, que se había quedado solo en el escenario –previamente había estado acompañado de su violinista, Manuel Clavijo– bajo la luz de un único foco.
Clavijo volvió a salir entre una oleada de aplausos para interpretar ‘Querría’ junto al malagueño. Toda una declaración de amor donde más de una pareja cantó por todo lo alto. Un amor que, en palabras de El Kanka, “se ha puesto de moda otra vez en los tiempos del covid-19”.
‘Payaso’ y ‘Guapos y guapas’, dos de los sencillos de su EP de finales de 2019, finalizaron con un dueto entre Juan y Manuel, que chocaron codos al acabar en señal de victoria. “Durante el confinamiento supongo que sabréis que he sacado un par de canciones. Esta está dedicada a mi padre. Es un rumbeo argentino-uruguayo”, introducía así ‘Zamba a mi padre’, durante la que el público no quiso interrumpir. “Siempre estoy cerca de ti”, canta la canción a su padre. La realidad es que esa noche, era el Kanka quien estaba cerca de todos.
El sonido dulce del ukelele y su ritmo alegre indicaban el turno de ‘Sí que puedes’, todo un himno de superación del que apreciamos pinceladas de la banda puertorriqueña Calle 13. Siguiendo en la línea optimista y del bienestar, frases como “déjame por favor que yo prefiera cuidarme más por dentro que por fuera” –de ‘Guapos y guapas’– y canciones como ‘A dieta de dietas’ llenaron de alegría La Riviera.
‘Para quedarte’ fue la carta de presentación del violinista, que hasta entonces no había mediado apenas palabra. Todo lo expresaba con su instrumento. “Vienes aquí para quedarte”, cantaba el público. Si por él hubiera sido, El Kanka se hubiera quedado toda la vida.
‘Todo pasará’ bajó el ritmo del concierto, y cientos de linternas se alzaron al aire. “Todo pasará”, dice la canción. Y nosotros esperamos que se cumpla pronto. En ‘Vengas cuando vengas’ echamos de menos a Carmen Boza, la dulce voz gaditana que acompaña al malagueño en este tema tan especial.
‘Lo mal que estoy (y lo poco que me quejo)’ era el as bajo la manga de El Kanka y que muchos de los allí presentes esperaban con ansia. “Todo lo que empieza ha de acabar”, soltó la bomba El Kanka, dejando caer que el concierto pronto llegaría a su fin. ‘Canela en rama’ e ‘Instrucciones para bailar un vals’ fueron dos canciones dignas de cantar a pleno pulmón, y el público cumplió con su tarea subiendo la voz a un nivel de decibelios que prácticamente camufló la de El Kanka, que sonreía satisfecho.
‘Me gusta’ cerró un concierto que transportó a más de una persona a Andalucía, una tierra que derrocha talento y arte. No hace falta buscar debajo de las piedras. Poco a poco la cultura musical va cogiendo color y en parte es gracias a El Kanka y a otros muchos artistas que pintan sobre ella un paisaje con sus canciones.