Tenía ganas de estar frente a su público, o eso cantaba Rayden en ‘Haz de luz’ cuando decía “Quiero que nos volvamos a ver”. La Riviera de Madrid pareció ser el escenario perfecto en una época en la que la cultura en todos sus ámbitos no está pasando por un buen momento. ¿Pero qué hay que la música no pueda arreglar, al menos durante un par de horas?
Con una puntualidad inglesa, David Martínez Álvarez (o Rayden, como todos le conocen) salió acompañado de su banda ante un público que le esperaba con los brazos abiertos. ‘Sinónimo’ abrió un concierto en el que los verdaderos protagonistas eran y son aquellos que se esconden tras el directo: stage managers, técnicos de sonido, técnicos de luces, y cientos de personas más que hacen posible cada concierto.
Con la piel de gallina –y no por el aire acondicionado, del que la sala pecó–, la música retumbaba en La Riviera, que contaba con más de la mitad de su aforo restringido, algo que no hizo decaer a todo aquel que asistió. “¡Manos arriba, Riviera!”, pedía Mediyama, respaldando la voz de Rayden en todo momento.
‘Pólvora mojada’ acabó con cientos de puños en el aire en señal de victoria. Poco a poco, la cultura –en este caso, la musical– parece que vuelve a la normalidad. Si por algo se caracteriza el mundo en el que se mueven los últimos trabajos de Rayden –en especial ‘Sinónimo’ y ‘Antónimo’– es en lo actual y lo que rodea nuestro día a día. Una de las grandes bazas fue ‘Habla bajito’, esa crítica a la política española (de la que muy pocos se salvan) y que no se aleja para nada de la realidad.
Clavando palabras a una velocidad de vértigo, la parte que le correspondía cantar a Iván Ferreiro en ‘Levedad’ fue cantada por el público, a petición de Rayden. “Madrid, os echaba de menos”, decía el de Alcalá de Henares antes de seguir con ‘Finisterre’. La Riviera a él también, por no hablar de Leiva, que faltó al igual que Ferreiro.
La voz del público se unía a la de Rayden consiguiendo una sola para cantar clásicos como ‘A mi yo de ayer’ o ‘Nunca será siempre’ a pleno pulmón. Viajó a 2012, 2014 y 2017 con ‘Amalgama’, canción tras la que aprovechó para lanzar la bomba. “Mi mánager y mi discográfica me van a matar, pero ‘Homónimo’ sale el 5 de febrero”, confesó.
Se trata de un disco que cierra una trilogía y marca los 20 años que Rayden lleva en el mundo de la música. Para sorpresa de todos, cantó una de las canciones que conforman el disco, cuyo título no reveló, pero afirmó que, según un ránking que había hecho junto a su equipo, “es la novena mejor del nuevo álbum”.
‘Boom, boom, ciao’ no hubiera sido posible sin la ayuda del público, que se dejaba la garganta por esas tres palabras. ‘Mariposas’ suavizó un poco el ambiente, y llegó el momento de agarrar a tu acompañante y cantar ‘Imperdible’ mientras Rayden se sentaba en el escenario para acabar la canción estando más cerca (siempre respetando la distancia) del público.
La canción del asteroide ‘Beseiscientosdoce‘ fue despedida por todo lo alto, y nunca mejor dicho. “Va a ser la última vez que cantemos esta canción; hay que ir renovando el Setlist y dejar hueco a las nuevas que vienen”, se lamentaba el rapero.
Los focos bajos y las linternas alumbrando la sala para ‘Haz de luz’ y ‘Haciéndonos los muertos’ parecían acabar un concierto que más de uno recordará como extraño; a pesar de no poder levantarse en ningún momento, estar en un sitio cerrado donde las mascarillas se convirtieron en un accesorio del que difícilmente te podías desprender a no ser que fueras a beber, ‘Matemática de la carne’ hizo que todo el mundo se olvidara de esos inconvenientes.
Tres minutos y cuarenta y siete segundos fueron suficientes para alegrar a más de una persona, que durante esta íntima canción aprovechaba para cantar junto a su pareja. “Mi más sentido bésame, bésame, besayúname, ayúdame a deshacer la cama; te comería a versos pero me tragaría mis palabras, por eso mejor dejarnos sin habla“. Ojalá muchas de ellas se acompañen mutuamente para el resto de su vida. Lo que está claro es que las canciones de Rayden nos acompañarán a nosotros durante años.