Taylor Swift anunció ayer por sorpresa su octavo álbum, tan solo 17 horas antes de su lanzamiento: “La mayoría de las cosas que había planeado para este verano no terminaron sucediendo”, dijo – entre ellas, su actuación en el Mad Cool Festival – “Pero hay algo que no había planeado que sucediera”.
Swift publicó su último álbum ‘Lover’ en agosto, hace apenas 11 meses. Mientras todos se tomaban la cuarentena como un respiro, Taylor ha aprovechad para escribir y grabar ‘Folklore’ – un álbum de 16 canciones producido en gran parte por Aaron Dessner de The National. También aparece Justin Vernon de Bon Iver en un dúo en “Exile” – una delicada balada que pinta una relación fallida como una guerra territorial – mientras que la lista del elenco la completa el frecuente colaborador y productor de Taylor, Jack Antonoff (de Bleachers y ex de Fun) que según ella “es básicamente una familia musical en este momento”.
En un breve ensayo incluido en las notas del liner, dice del concepto del álbum: “Las líneas entre la fantasía y la realidad se desdibujan y los límites entre la verdad y la ficción se vuelven casi indiscernibles.” Escribe que algunas canciones son sobre ella y otras sobre personajes inventados.
Después de abrazar su lado pop en sus últimos tres álbumes, incluyendo el del año pasado “Lover”, la ex estrella del country está cambiando su sonido una vez más. Esta vez, está tomando una página de algunos de sus héroes compositores como Joni Mitchell, Carly Simon y Carole King. Mientras que muchas luminarias del pop se han desviado hacia el folk/rock suave, ninguno ha hecho la transición tan fluidamente como Swift, que nos recuerda una vez más que es la compositora más dotada de la música actual. Es un disco discreto y sombrío, que habla sobre los errores y amores del pasado, algunos reales y otros imaginarios. La exuberancia de Lover del año pasado ha desaparecido por completo. En su lugar están los pianos apagados y las cuerdas que empapan la mayoría de las canciones, dando una calidad etérea al disco que hace flotar al oyente durante sus 63 minutos. Este es el álbum indie de Swift.
La canción más movida, “The last great american dynasty”, cuenta la historia de la excéntrica socialista y patrona de las artes, Rebekah Harkness. Durante un tiempo fue la mujer más rica de América, era conocida por tener un mapache como mascota y llenar su pecera con whisky. Una vez se presentó en la casa de JD Salinger, vestida de limpiadora, convencida de que podía persuadir al solitario autor de que pusiera música a sus historias. La canción cuenta la historia de la mujer, las críticas que recibió y cómo llenó su casa de Rhode Island de “locura”, siendo casualmente la casa de la que ahora es dueña Taylor Swift.
El impacto de la pandemia es más evidente en “Epiphany”, cuyo segundo verso es un homenaje a los trabajadores sanitarios que trabajan bajo presión en tiempos de crisis. “Something med school did not cover,” “Someone’s daughter, someone’s mother / Holds your hand through plastic now ‘ Doc, I think she’s crashing out.” (“Algo que no me enseñaron en la universidad”, “La hija de alguien, la madre de alguien / Sostiene su mano a través del plástico ahora ‘ Doc, creo que la estamos perdiendo.”
Swift ha sido una maestra de la reinvención a lo largo de su carrera, y este álbum reúne todos los hilos, además de añadir otros nuevos – “Illicit Affairs”, con su acústica y trompetas suaves, “Invisible String” impulsado por el banjo y el teñido de country “Betty”, con armónica y todo, recuerdan los días en que era sólo una chica y su guitarra. En muchos sentidos, el disco parece como si Swift volviera a sus raíces: hay pocos rastros de la energía de chica mala de “Reputation” (2017), o el pop del single principal de Lover, “ME!”
También hay una sensación de que, a pesar de la suavidad de este álbum, como primer álbum de sus 30 años, Swift esté poniendo límites firmes, tanto para ella misma como para su público – es más madura y medida que nunca. Hay algo muy bonito en que este álbum haya sido desarrollado completamente durante un parón mundial, como si sólo se hubiera podido hacer durante este tiempo lento y reflexivo. La moneda de Swift siempre ha sido la honestidad emocional, pero ahora se siente menos como un espectáculo y más como algo personal y deseado por la artista. Folklore revela un poco más de magia con cada escucha.
Aunque este álbum se caracteriza poco por las canciones de disputa que han podido aparecer en otros álbumes de la cantante, sí que hay una canción que deja claro la disputa aun vigente entre Swift y Scooter Braun. Dada la batalla pública de Swift con Scooter Braun y el antiguo sello Big Machine Records por la propiedad de su música, es imposible no leer esta última como una ardiente reprimenda a los hombres -y mujeres- que han intentado controlarla o criticarla. “A nadie le gusta una mujer loca / tú la hiciste así”, canta sobre un piano suave y cuerdas. “Me tomo mi tiempo / porque me quitaste todo / viéndote trepar / sobre gente como yo.” La canción acaba con un “Me dicen que pase página pero no lo haré nunca” dejando claro que Swift no va a parar hasta recuperar lo que realmente es suyo.
Además, Taylor admitió que tres de las canciones reflejarían un triangulo amoroso entre tres adolescentes, Betty, James y la amante de James. El single “Cardigan”, es parte de la trilogía ficticia de Swift, junto con “August” y “Betty”. En el single, Cardigan, escrita desde la pespectiva de Betty, habla sobre su amor con James y cómo se entera de su relación con otra mujer. “Betty” es escrita desde la perspectiva de James, que embarca en un amor de verano, del que acaba arrepintiéndose, volviendo al final de verano para pedir perdón a Betty y afirmando que quiere estar con ella. Otros easter eggs de esta canción son los nombres utilizados de “James” e “Inez”, que curiosamente tratan sobre los hijos de Blake Lively y Ryan Renolds, cercanos amigos de Taylor, con su hija apareciencdo anteriormente en “Gorgeous” del álbum Reputation. Por último, “August” se relata desde el punto de vista de la amante de James. En esta canción la chica relata un intenso amor de verano, pero un amor que nunca fue suyo para perder “cause you weren’t mine to lose”.
“Exile”, la colaboración con Bon Iver, recuerda otra de las primeras canciones de Swift, “The Last Time”, que tenía sus versos intercambiados con Gary Lightbody de Snow Patrol. La canción se cuenta desde dos puntos de vista diferentes, donde tiene a la pareja coincidiendo en algunas cosas sobre su ruptura (“No pude dar vuelta las cosas”/”Nunca diste vuelta las cosas”) y no tanto en otras (“Porque nunca diste una señal de advertencia”, canta él; “Di tantas señales”, protesta ella).
“Invisible String”, una de las canciones más románticas y basadas en la vida de la cantante, trata sobre un hilo invisible que une a dos personas. En ella Taylor hace referencia a cómo su amor Joe Alwyn trabajó en una yogutería en su juventud (“Teal was the color of your shirt when you were sixteen at the yogurt shop) o cómo en el primer viaje de Joe a EEUU sonaba en la radio Bad Blood, otro conocido tema de la cantante ( “bad was the blood of the song in the cab on your first trip to LA”). Finalmente, el último verso deja claro que ya no existe mal rollo entre Swift y Joe Jonas (quienes pasaron una mala ruptura muy publica hace años) con la cantante dejando pistas de que ha enviado un regalo para Joe y su actual esposa, Sophie Turner que están esperando su primer hijo (“cold was the steel of my axe to grind, for the boys who broke my heart, now I send their babies presents”).
Sin embargo, la canción romántica campeona aquí es “Peace” cuyo título es ligeramente engañoso, ya que Swift le promete a su compañero de vida, que esa cualidad de tranquilidad es lo único que no puede prometerle. Es una balada de amor realista y franca con frases como “Toda esta gente piensa que el amor es para mostrar / Pero yo moriría por ti en secreto.”
Cada tema del álbum, decididamente poco hecho para ser un hit de radio, es un tesoro de evocadoras metáforas y letras de diario, que consiguen capturar sentimientos familiares en formas que no sabías que eran posibles. Pero la suavidad y el ritmo sin prisas de “Folklore” dan a sus palabras más espacio para respirar, permitiéndoles golpear mucho más fuerte. El álbum rebosa de imágenes vívidas y “Folklore” es sin duda el álbum más melancólico de Swift, sonando más madura y segura de sí misma que nunca antes. Después de años de ser el saco de boxeo de los medios de comunicación, es increíblemente conmovedor escuchar a Swift recuperar su poder en “Folklore”, su segundo álbum en Republic Records y el segundo de la que ha sido totalmente dueña ella misma. Con ocho álbumes y 14 años de carrera musical, también es emocionante ver a Swift seguir creciendo y evolucionando, demostrando que todavía puede sorprendernos en más de un sentido.
La lista completa de canciones incluye “The 1”, “Cardigan”, “The Last Great American Dynasty”, “Exile”, “My Tears Ricochet”, “Mirrorball”, “Seven”, “August”, “This Is Me Trying”, “Invisible Strings”, “Mad Woman”, “Epiphany”, “Betty”, “Peace”, “Hoax” y el bonus track “The Lakes”. Para ello, Taylor ha sacado también 8 versiones del álbum, cada una con una caratula y contraportada diferente.