Rock fresco, arrasador y ganas constantes de mejorar. En pocas palabras (y más que suficientes) podríamos describir a los sevillanos DeLarge, que se han pasado por Recovery Magazine para hablar de su nuevo sencillo y la situación actual de la música.
Mi nuevo vicio es lo más reciente de la banda. “Estamos bastante contentos con la acogida que ha tenido. Aunque no lo hayamos podido estrenar en un medio televisivo como hicimos con Lo Que No Me Mata en Canal Sur, hemos podido adaptarnos bastante bien a la situación en cuarentena”, admiten. Cierto es que ha habido muy buenas críticas, y están satisfechos tanto con resultado final como con la recepción.
Componer una canción no es un proceso fácil ni aunque te venga la inspiración; a veces el estilo cambia radicalmente, y otras se mantiene igual porque es un acierto seguro. Cuando les preguntamos a Delarge cuánto se habían permitido experimentar en este nuevo sencillo, admitieron que tienen un arma de doble filo. “Somos bastantes perfeccionistas, siempre buscamos que cada uno de nosotros esté contento con el resultado, remando en una misma dirección y sabiendo hacia dónde queremos encaminar el resultado”, se sincera Antonio, frontman de la banda.
“Al componer damos bastantes vueltas a cada parte de la canción. Mi próximo vicio no ha sido una excepción, ni mucho menos. Partimos sin una idea concreta; queríamos hacer algo rompedor, con fuerza y lo hemos conseguido”.
Con dos EPs a la espalda, Calla y estalla (2016) e Indomable (2018), es justo esta forma de consumo la que más está dominando en la industria. Si hay algo evidente es que la forma de consumir música ha variado mucho en las últimas décadas y la industria musical ha sido forzada a renovarse para asemejarse a esos hábitos.
¿Pero qué piensan los chicos de esta manera de consumir música? ¿Se está dejando de lado todo lo que tenga que ver con más de 30 minutos de música y que se aboga más por la “cultura de las cosas rápidas” por llamarlo de alguna forma?
DeLarge apuesta por EPs y sencillos. Al preguntarles por qué, su respuesta fue clara y concisa. “Porque nos funciona y porque no tenemos los recursos suficientes para producir y grabar un LP”. La sinceridad ante todo.
“También somos de la filosofía de que para hacer un largo te lo tiene que pedir el cuerpo, y aunque a veces la propia industria te toma más en serio cuando llevas un LP bajo el brazo, ni mucho menos estamos todavía en esa etapa”, añaden.
DeLarge no lleva precisamente poco tiempo siendo una banda; camino de los cinco años, admiten que no pretenden “revolucionar la escena musical, sino formar parte de ella”. Es cierto que formar un grupo es una carrera de fondo, y DeLarge prefieren ser conocidos por currantes y no por un hit con fecha de caducidad.
Antes de fichar por una agencia de management, se dedicaban a su música de forma autónoma. Hace un par de años dieron el salto con Ciudad Oasis, que “supuso un cambio sustancial para la banda”. Gracias a ellos han llegado a medios, salas o festivales que “hubieran sido totalmente inaccesibles por nuestra cuenta”.
“Cuando fichas por una agencia, tener a personas que trabajan para ti genera mucha confianza y aumenta tu nivel de autoexigencia. Te involucras más en el proyecto, crees más en él e intentas exprimir al máximo tus aspiraciones como banda. Tener gente que te respalda no te exime de tener que currártelo cada día. Trabajar de forma conjunta es clave“, añaden.
No eran más que cinco amigos cuando decidieron formar una banda. Ha pasado mucho tiempo desde ese día, incluso desde el primer ensayo y el primer concierto. ¿Qué ha cambiado de DeLarge hasta el día de hoy?
“Ha cambiado todo: la mentalidad sobre la banda, las aspiraciones, el sonido, la forma de sentir los conciertos… La trayectoria de la banda es inherente a nosotros, hemos madurado juntos como personas y como amigos, y esa evolución no sólo la notamos entre nosotros, se reflejará sobre las tablas“, dicen orgullosos.
Poco se habla de que DeLarge ha tenido la suerte de compartir escenario con bandas como Los Zigarros o Kitai. “Y otras como Sexy Zebras, Los Nastys o Los Wilds”, matizan. “Siempre que compartes escenario se acaba creando una especie de vínculo, aunque a veces tienes poco tiempo para charlar entre el cambio de un grupo a otro en el escenario, o muchos kilómetros y pocas horas de sueño ese día”, recuerdan.
A día de hoy, esperan poder tocar pronto con Kings of the Beach y The Royal Flash. ¿Con qué otras bandas os gustaría compartir escenario? “Aunque no se asemejen mucho a nuestro estilo, nos haría mucha ilusión tocar con Rufus T. Firefly o Cala Vento; ya puestos a fliparnos con Mourn, Belako o Carolina Durante”, admiten ilusionados.
Si algo bueno ha tenido y está teniendo pasar tanto tiempo encerrado en casa es que hay mucho tiempo para uno mismo, para reflexionar y pensar a nivel musical. DeLarge, como cualquier otra banda, no se han salvado.
“La cuarentena para nosotros ha sido frustrante en muchos aspectos“, dicen. “Durante marzo, abril y mayo teníamos programada una gira por casi toda España. Había mucha ilusión puesta: era nuestra primera gira grande, llevábamos trabajando en ella meses, y las entradas en nuestra ciudad se agotaron al día”.
Durante el confinamiento se han ofrecido imágenes muy distorsionadas de la realidad en los directos de Instagram. “Una banda emergente normalmente no tiene los recursos suficientes como para crear un producto de calidad desde su propia casa; cuesta cuadrar los números tras un concierto y hay peleas con la cuenta bancaria para pagar el alquiler del local“. ¿A quién no le ha pasado?
“Nuestros amigos nos preguntaban por qué no hacíamos un directo, y nosotros no sabíamos cómo explicar que la realidad era otra”, se sinceran. “Dentro de la música también existen brechas, y mientras que hay bandas pequeñas que no tienen los instrumentos en casa, como nosotros, hay otras que han convertido la música en un producto gratuito de consumo rápido, evidenciando que la crisis era sanitaria, pero también estaba siendo cultural“.
“Con el tiempo hemos ido abrazando la incertidumbre e intentado tener una actitud positiva. Hemos escuchado mucha nueva música que nos inspire para la vuelta al local, apoyado iniciativas para salvar salas de conciertos, hablado con bandas amigas para saber cómo estaban y tenido reuniones online con la agencia para enfocar el próximo semestre. A día de hoy no sabemos decir cuándo volveremos a realizar los conciertos previstos, pero deseamos que sea lo más pronto posible”.
Cuando DeLarge vuelva a la carga, Sevilla arderá, y el resto de provincias por las que pasen lo harán también.
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