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[Reseña] blink-182 – Nine

Es mundialmente sabido por todos los que escuchamos música desde que tenemos memoria que blink-182 son, si no los reyes, una de las bandas más icónicas en cuanto al pop-punk se refiere. Sin embargo, no todo en su catálogo son canciones sobre relaciones, desnudarse y odiar su ciudad natal, ya que con su genial álbum homónimo (2003) demostraron que son capaces de crear melodías más introspectivas y oscuras. Y es que desde que anunciaron que estaban trabajando en este último proyecto, la banda ya dejaba caer que sería como la continuación del homónimo. ¿Será cierto? Es hora de diseccionar ‘Nine’.

«Blame It on My Youth» y «Generation Divide» fueron algunos de los primeros singles que pudimos escuchar y, teniendo en cuenta lo dicho, no parecían nada nuevo para los estándares de la banda, de hecho se podría decir que eran comparables a una mezcla entre la electrónica de bandas como The Chainsmokers y el pop-punk de 5 Seconds of Summer, banda que se inspira en blink.

No obstante, estos singles son el claro ejemplo de no juzgar un libro por su portada. ‘Nine’ es un trabajo increíblemente cohesivo y consistente, abriendo el álbum con canciones felices y animadas para, según va avanzando, descender a un tono más oscuro, debatiendo sobre la psique humana, la depresión y ansiedad entre otros. Por otro lado, Matt Skiba, que sustituyó a Tom DeLonge como guitarrista y voz, por fin tiene su momento para brillar ya que han sabido exprimir todo su potencial tras dejarle más libertad creativa en comparación a ‘California’.

Los pegajosos y animados riffs de guitarra de «The First Time» y «Happy Days» se sienten como cuando vuelves a ver a un buen amigo tras muchos años dejándote un sentimiento de satisfacción para empezar el álbum. Canciones cortas pero que van al grano. «Heaven», sin dejar ese tono alegre, se da el capricho de bajar el ritmo, como se puede notar en la percusión de Travis Barker, los riffs son más tímidos y destacan los sintetizadores en el fondo. «Darkside» es liderada por Mark, y Skiba, aunque pueda parecer repetitivo, su estribillo puede convertirse en uno de los himnos de año y demuestra la versatilidad de Matt. No hay tiempo para descansar pues «Generation Divide» entra en escena y, claramente, una declaración de intenciones para los más escépticos que decían que la banda ya no podía hacer música punk-rock.

«I Really Wish I Hated You» muestra el lado más pop y accesible de blink y, a pesar de ello, imbuie al oyente de un sentimiento de nostalgia y familiaridad. «Pin The Granade» es, sin ninguna duda, la canción más «blink» de el disco entero: pegadiza, toda ella es un singalong continuo, y el solo de bajo en el puente de la canción. «No Heart to Speak Of» demuestra, una vez más, cómo Skiba puede traer elementos propios y de su banda, Alkaline Trio, y adaptarlos a blink. Es, probablemente, el momento más emotivo y oscuro del álbum. Finalmente, «Remember to Forget Me», lejos de ser la típica balada pop-punk, explora el lado más íntimo de Mark Hoppus mientras habla sobre sus batallas contra sus demonios, sus ansiedades y debilidades, y la gente que ha perdido en el camino. Mientras comienza con solo una guitarra acústica, va progresando mientras el resto de instrumentos se unen y implosionan en un clímax emotivo y perfecto para cerrar ‘Nine’.

La banda no se equivocaba cuando afirmaban que esta era sería similar a la del disco homónimo: mucha introspección y, sorprendentemente, muy pocas por no decir ninguna canción de broma como nos tienen acostumbrados. Este noveno álbum de estudio supone un escalón hacia arriba en comparación a California (2016) en el que aún se estaban adaptando a la ausencia de DeLonge. Matt Skiba brilla más que nunca, y darle más libertad creativa no hace más que darle puntos a este muy bien cohesionado y estructurado álbum.

 

1995. A veces toco el bajo y la armónica. Coleccionista de beanies y vinilos.