La primera edición del festival Coca-Cola Music Experience en este formato (en el recinto de Valdebebas y de dos días de duración) ha estado pasada por agua. Aun así, el tiempo fue clemente y ninguno de los dos días llovió después de las cinco o seis de la tarde, y permitió que el público pudiese disfrutar de los conciertos sin tener que ponerse el chubasquero.
El recinto, siendo el mismo que el Madcool, apenas contaba con carpas para proteger de una lluvia que llevaba ya un tiempo prevista. Sin embargo, apenas ha habido quejas al respecto en comparación con todo lo que a los asistentes les ha encantado: una prueba más de que las fanbases de Europa (gente viniendo desde Italia, Portugal, Ucrania, Bélgica…) se enfrentarían a cualquier fenómeno atmosférico para ver a sus ídolos. Y eso es algo digno de admirar.
El viernes, aunque se empezó con una hora de retraso, la organización se las apañó para acabar media hora antes de lo previsto. Los británicos New Hope Club fueron los encargados de abrir el escenario principal del festival y, a pesar de la lluvia, consiguieron sin problema meterse al público en el bolsillo con apenas cinco canciones. El mismo efecto tuvieron Bejo, Uge y Don Patricio con Locoplaya, aunque a muchos se nos hizo una actuación demasiado corta.
Acompañado de una guitarra, Roi comenzó el turno de los triunfitos, de quien destacó la canción Invierno. Así terminó el primer bloque del viernes. En el siguiente actuaron el resto de triunfitos del día: Miki, Carlos Right, Famous y Alba Reche.
Miki dejó claro que es un placer poder llegar a cantar en la propia lengua, y más aún ver y escuchar a tanta gente cantar Escriurem con él. Después se subió al escenario Carlos Right, que hizo parte de su actuación en acústico. Los dos posteriores se basaron en las covers que hicieron en su momento para la edición de 2018 de Operación Triunfo, sobre todo Alba Reche, ya que Famous presentó en directo el único single que ha sacado hasta el momento, Bulla.
Llegamos al último bloque y el más esperado de toda la jornada. Lo encabezó Clean Bandit, con hits que han llenado Los 40 durante todo el verano, como Symphony, cantada en estudio por Zara Larsson, y Baby, en estudio por Marina y Luis Fonsi. Austin Mahone fue el primer artista internacional de la jornada que congregó a un número tan grande de fans en lo que llevábamos de jornada. La canción que abrió el setlist del artista estadounidense fue Why Don’t We y la última, Mmm Yeah (que comparte con Pitbull). La sorpresa de su actuación fue que estuvo acompañado en el escenario por Abraham Mateo, en la canción de este último llamada Háblame Bajito, en la que también colabora 50 Cent.
Anne-Marie hizo su aparición tan alegre como siempre es ella, con canciones que todos conocemos: Ciao Adios, 2002 o Alarm. No dejó de dar las gracias al público. Y no es para menos, ya que en apenas dos años ha conseguido numerosos premios y ha sido la telonera de Ed Sheeran en su último tour.
Antes de ver a Liam Payne, Don Patricio volvió para, entre otras, Contando Lunares y compartir escenario con Lola Índigo y la canción Lola Bunny. Por fin llegó el momento más esperado del día: era el momento del exmiembro de One Direction, Liam Payne. Hizo dos covers: Promises, de Calvin Harris y Sam Smith, y otra de Post Malone. No se olvidó de las fans que crearon su carrera, las directioners, así que se sentó en un taburete en el centro del escenario a cantar Little Things. Antes de marcharse, escuchamos sus propias canciones a la espera del nuevo disco: Familiar (intentando cantar la parte en español de J Balvin) y Strip That Down. Así acababa la primera jornada de un CCME que no estuvo tan pasado por agua como se esperaba.
Durante la segunda jornada, Bombai quiso traer la playa al festival, pero tuvimos que conformarnos con el mar, ya que la lluvia no pensaba dar un respiro en las primeras horas del festival. Cupido contó con la presencia en el escenario de Lola Índigo para Autoestima, siendo esta la segunda vez que la cantante colaboraba con otro artista del CCME. Alfred García apostó por un show tranquilo, con De la tierra hasta Marte con él al piano como primera canción. La siguiente fue una canción icónica para los fans desde OT, que pudieron seguir el proceso de creación: Londres, ya que la compuso cuando todavía formaba parte de la academia de triunfitos. Cerró con Que nos sigan las luces, en la que hizo una mención especial al autor de la misma, Nil Moliner, que había actuado el día anterior. Ruggero Pasquarelli sorprendió con una puesta en escena bastante enérgica, y sus fans italianas eran incapaces de contener las lágrimas.
Uno de los últimos artistas de este bloque del sábado fue Agoney. En su actuación no faltaron las canciones de OT con las que todo el mundo le identifica, como Eloise y Purple Rain. Además, presentó en exclusiva su nueva canción, Black, a la que su outfit hizo digna justicia.
Lo más esperado de la noche del sábado también fue un ex-One Direction: Louis Tomlinson dio comienzo al último bloque del festival. Sonaron las primeras notas de Steal My Girl y y tenía al público en el bolsillo, al igual que con Little Black Dress. Presentó canciones que estarán en su próximo álbum: Don’t Let It Break Your Heart, Two of Us, Habit y Defenseless, para acabar con Kill my Mind. A pesar de que el cantante británico no se mueve mucho de su posición inicial, a nadie pareció importarle. El mundo se detenía y Tomlinson presentaba disco (y además recordaba canciones que formaron parte de la adolescencia de muchas fans).
Natalia Lacunza fue la siguiente. Presentó a las mujeres que trabajan con ella en el escenario y cantó algunas canciones especialmente importantes para ella, como Olivia o No te veo, que iba a interpretar en directo por primera vez. Lola Índigo dio un espectáculo a su altura, en el que no faltaron éxitos como Mala bruja, Maldición (con Lalo Ebratt), Lola Bunny o Ya no quiero ná.
El evento lo cerró Morat, que también cerraba con este concierto la gira que habían estado dando por España. No faltaron las canciones más famosas: Yo contigo, tú conmigo, No se va, Cómo te atreves y Besos en guerra. Una vez terminaron, una explosión de confeti rojo y blanco cayó sobre el público, celebrando el éxito que había supuesto esta novena edición del Coca-Cola Music Experience.
¿Volveremos a ver el CCME en un recinto como este o volverá al WiZink? Habrá que esperar al año que viene para descubrirlo, pero sin duda, siendo el décimo aniversario, merecerá la pena.
