Masificación, cancelaciones, desgracias personales… Después de tres años con incidencias, todo parecía indicar que habría que arrancar la crónica del Mad Cool con otro desafortunado suceso. Pero este 2019 han cambiado las cosas. Y de qué manera.
El que se ha convertido en el festival más grande de España ha cerrado este año una cuarta edición de forma redonda. Cuatro días de fiesta completados sin fisuras gracias a un cartel variado en el que eso sí, se ha echado en falta algún grupo de estadio más –algo que se ha traducido en una menor cantidad de gente, unas 50.000 personas diarias- y gracias, sobre todo, a una mejora considerable en la organización y accesibilidad del recinto.
El Mad Cool arrancaba el pasado 10 de julio con una Welcome Party por todo lo alto. Una jornada inaugural a un precio más que asequible que tenía como grandes reclamos a Bring Me The Horizon y Rosalía, junto con otros nombres como Metronomy, The Cat Empire o Lykke Li. Un batiburrillo de estilos para todos los públicos en un line -up que muchos consideraron mejor que el del resto del festival.
Bajo un sol abrasador The Parrots y sobre todo Don Broco abrían el festival con unos sets –que se quedaron cortos- pero con los que pusieron a los asistentes a saltar y a sudar desde las cinco de la tarde. The Cat Empire tomaba el relevo montando una fiesta en el Madrid te abraza stage, gracias a su ecléctica mezcla de ska, jazz, funk y rock y el carisma de su líder, Felix Riebl, que lanzó a bailar a una importante masa de fans.
Lykke Li, con un directo impecable, aportó después algo más de tranquilidad con su indie pop electrónico, repasando algunos de los temas de su reciente disco, So Sad So Sexy. Un live mágico e hipnótico en el que por supuesto, no faltó su icónico I follow rivers. Era la calma antes del huracán que desató Rosalía.
La artista española más revolucionaria de los últimos años era la principal atracción de la Welcome Party, y su voz, junto con sus 8 rosas, -un cuerpo de baile del más alto nivel- sobrecogieron a las más de 25.000 almas arremolinadas en torno al escenario principal con su mezcla de flamenco y ritmos urbanos. Temas ya considerados himnos por muchos como Pienso en tu mirá, Di mi nombre, Con Altura o Malamente sonaron con fuerza en un show con una puesta en escena cuidada al detalle. Rosalía ofreció un concierto redondo, con unas coreografías abrumadoras, de esas que ponen los pelos de punta- que hicieron las delicias de los seguidores de la catalana y -estamos seguros- que también de curiosos y de los muchos fans rockeros que esperaban a Bring Me The Horizon.
Y si Rosalía encendió el Mad Cool, la banda inglesa, ya a medio camino entre el metal, el pop-rock, y la música alternativa, se encargó de prenderle fuego por completo. Bring Me The Horizon saltó al escenario a las 23:20, una hora para la que ya mucha gente se había ido -no olvidemos que era un miércoles laborable- pero para la que todavía resistía una importante masa de fans entregados.
El grupo de Sheffield desplegó los lanzallamas, el humo, las explosiones y el confetti para ofrecer todo un potente espectáculo visual que se convirtió en lo mejor de todo el día.
Unos efectos imponentes para suplir algunas carencias en la voz de Oliver Sykes, el líder de la banda, que con todo, completó con notable algunas de las canciones más icónicas de la banda: Mantra, House of Wolves o Shadow Moses derrocharon violencia sonora, mientras que temas como Nihilist Blues, Medicine o Mother Tongue, ya de su último álbum -AMO- permitieron al vocalista interactuar con el público enfebrecido, que saltó y bailó en numerosos pogos hasta la extenuación.
Para el recuerdo de muchos quedará la personalidad arrolladora a la par que irreverente de Sykes, que en una hora de concierto se paseó entre los fans, recogió pancartas y carteles, tonteó con las cámaras, se pidió una copa e incluso subió a la torre de sonido, para cerrar la Welcome Party desde lo más alto.
El jueves 11 el festival arrancó de manera oficial con nombres como Bon Iver, The Hives, Iggy Pop o Vampire Weekend. Lewis Capaldi, una de las sensaciones de la música en inglés del momento, reunió a una importante cantidad de fans a pesar de abrir la jornada pronto, a las 18:00 de la tarde. Su poderosa voz entonó temas como Grace, Don’t Get Me Wrong o Someone You Loved, la canción que le ha situado en lo más arriba de las listas de ventas.
Pero la gran sensación del día vino de la mano de Iggy Pop. La leyenda del rock, aún siendo relegada al tercer escenario, se metió a una de las mayores multitudes congregadas en el bolsillo, derrochando energía -verle actuar con 72 años es algo hipnótico– y sacando a relucir clásicos como The Passenger, Lust For Life, No Fun o Jean Genie.
Un concierto que fue muy superior al del cabeza de cartel del jueves, Bon Iver. El cantautor, a pesar de tener una calidad artística incuestionable, no terminó de encajar en el escenario principal -en un hueco que el año pasado rellenó Pearl Jam, para hacernos una idea-. A pesar de presentar algunos de sus mejores temas en directo como Skinny Love o Holocene, Iver no terminó de entonar al público, que vio el set sentado en el césped.
Vampire Weekend Y The Hives -solapados, algo imperdonable- ejercieron de auténticos cabezas de cartel, cada uno a su manera, ya pasada la 1 de la mañana. Los primeros –que ya han anunciado su regreso a España en noviembre- ofrecieron uno de los mejores shows de todo el festival con un setlist cargado de éxitos como Bambina, Cape Cod Kwassa Kwassa, Unbelievers o Cousins. Por su parte, The Hives volvió a demostrar por qué 25 años después de su formación, siguen siendo una de las mejores bandas en directo del panorama actual. Con temas como Hate To Say I Told You So, Main Offender o Tick Tick Boom y con una energía rebosante, Pelle Almqvist , el vocalista de la banda sueca hizo las delicias del público, llegando a bajarse hasta el medio del público para cantar junto a ellos la última canción de la noche.
El viernes 12 pudimos disfrutar de la actuación de Miles Kane, conocido por el grupo que formaba con Alex Turner -The Last Shaddow Puppets-, que cuenta también con grandes himnos propios como demostró con Come Closer o Don’t Forget Who You Are, seguido de la icono del pop alternativo Marina (Diamandis), que desplegó una bonita puesta en escena a la puesta del sol. A la vez, al otro lado del recinto en el escenario Consequence of Sound, los jóvenes británicos de Milk Teeth –una de las bandas revelaciones del año en Inglaterra-, aportó el lado más grunge-punk al Mad Cool.
Bajo esta misma carpa pero en el escenario de en frente, llegaban las chicas madrileñas de Cariño con su “Pop de barrio para la bajona”, jugando con la electrónica y prescindiendo de la batería. Con tan solo dos años de trayectoria ya cuentan con una gran base de seguidores, intepretaron sus temas más conocidos como Bisexual o La Bajona.
The National, otro de los grupos que nunca falta en ningún festival que se precie, se subía al escenario Mad Cool el viernes a las 22:00, preparando el terreno para Smashing Pumpkins. La banda de Ohio arrancó su set con canciones como You had your soul with you o Quiet light, y se dio un baño de multitudes gracias a Matt Berninger, el líder de la formación, que cantó más de un tema desde el foso, rodeado de fans.
Uno de los platos fuertes del día y de los más esperados del festival fue la banda de Chicago, Smashing Pumpkins, que nos trasladó a los 90 con sus himnos grunge, liderados por un solemne Billy Corgan vestido con una larga gabardina, y detrás de ellos unos enormes muñecos hinchables con forma de juguete antiguo. No faltaron en el repertorio los clásicos Zero o Bullet With Butterfly Wings, llegando la emoción con la desgarradora Disarm y poniendo el broche con los himnos 1979 y Today.
Ya cerrando la noche coincidiendo con los siempre impecables y favoritos de la escena indie nacional Vetusta Morla, que demostaron por qué están capacitados para encabezar festivales de esta envergadura, había música para todos los oídos con variedad de estilos actuando simultáneamente, los rockeros clásicos Wolfmother, con un potente directo conectando con sus fans con grandes coros y desatando la locura en himnos como Woman, o la incansable electrónica de Eric Prydz con su mítico Call On Me llenando toda la carpa y más en el escenario Loop.
La última jornada del festival, el sábado 13, guardaba uno de los principales reclamos de este año, The Cure. Pero antes tocaba una buena dosis de rock y pogos con Prophets Of Rage, cuyos temas más esperados y bailados fueron los míticos Killing In The Name, Bulls On Parade o Guerilla Radio, que consigueron enganchar y mover incluso a aquellos que andaban de camino a ver a The Cure, bajo el lema de “Make España Rage Again”.
La mítica banda británica liderada por el icónico Robert Smith -que a sus 60 años mantiene una voz espectacular- no defraudó durante las más de dos horas de concierto, de sonido perfecto, en el que sonaron todos los hits que podemos enumerar: Plainsong, Pictures of you, Friday I’m in love, Boys don’t cry o Close to me son solo algunas de las canciones que deleitaron a las 50.000 personas reunidas allí.
“Compitiendo” con ellos, a la otra punta del recinto, otros de los más grandes, The 1975, que bromeaban sobre su solape con The Cure y agradecían al enorme público que se había quedado para verles. Los británicos encabezados por Matty Healy dieron una de las mejores actuaciones de la semana, con una energía y un sonido impecable, arrancando con Give Yourself A Try y pasando por toda su discografía desde Sex, pasando por Chocolate, Somebody Else, y principalmente temas de su brillante nuevo álbum A Brief Enquiry To Online Relationships como Love It If We Made It, TooTimeTooTimeTooTime o It’s Not Living (If It’s Not With You).
Inmediatamente después de The Cure y The 1975 arrancaba uno de los conciertos que más curiosidad había despertado durante todo el fin de semana: el de Greta Van Fleet. Se ha hablado mucho sobre esta banda de veinteañeros -a la que algunos ya comparan con Led Zepelin- y lo cierto es que el grupo cumplió con creces las expectativas creadas en su primera actuación en España, derrochando rock n’roll por los cuatro costados. El cuarteto estadounidense presentó con fuerza y desparpajo temas como The cold wind, Watching Over o When the curtain falls, sacados directamente de su último disco, Anthem of the Peaceful Army (2018), galardonado este año como el Mejor Álbum de Rock en los Grammy. Un cierre espectacular a la altura del resto del festival.
Pronto podréis ver el Aftermovie que estamos preparando, con grabaciones de los mejores momento del festival y su público, ¡estad atentos a nuestras redes!