Calor, buena gente y una gastronomía espectacular. Todo mezclado con la mejor música nacional y un agradable ambiente en La Roda, una de las ciudades más características de Albacete. Así es el Festival de los Sentidos, que este pasado fin de semana prometía celebrar su edición número 11 por todo lo grande.
Un festival cuidado y sencillo para todos los públicos que desde 2008 lleva reuniendo, -sin hacer mucho ruido- a algunos de los mejores grupos del panorama español. Izal o Rozalén ya han pasado por él. Miss Caffeina, Rayden, Second, Dorian y La Casa Azul eran las grandes apuestas para este año.
La jornada de apertura arrancó con los conciertos destacados de La Sonrisa de Julia y Nixon, aunque la verdadera fiesta comenzó sobre las diez de la noche, cuando el rapero Rayden saltaba al escenario Vibra Mahou para presentar Sinónimo, lanzado a principios de este mismo año. “Nos coméis hasta donde nos tenéis”, rezaba el escenario principal, donde el artista derrochó flow acompañado del también madrileño Meriyama.
Un set en el que no faltaron las letras reivindicaticas, el beatbox y los ritmos más urbanos, aunque también hubo hueco para bailes desenfrenados con algún retazo de música electrónica y una explosión de confeti. “Ahora quiero que os volváis locos”, gritaba Rayden mientras pinchaba un fragmento de Witchcraft, de Pendulum. La noche iba cogiendo color.
A las 23:30 fue el turno de Miss Caffeina. Había mucha expectación por disfrutar del grupo madrileño, que organizó toda una fiesta sobre el escenario. Con unas luces futuristas de fondo, la banda liderada por Alberto Jiménez no se dejó ni un solo temazo en el tintero. Merlí, Calambre, Prenda y otros hits de su último y aclamado disco, Oh Long Johnsson, sonaban con fuerza en el recinto, que coreaba cada una de las poderosas letras del grupo.
La banda también recordó algunas de sus canciones más antiguas, como Venimos, Mira cómo vuelo o Gladiador, para poner después el broche de oro a su actuación con un remix de Cola de Pez y la mítica Vogue, de Madonna. Un cierre por todo lo alto después de más de hora y media de concierto que se pasó volando.
Casi a las dos de la mañana –quizás demasiado tarde para ser un viernes laborable- le tocaba a Second. El grupo murciano, que se encuentra en un momento de madurez artística inmejorable, vencía al sueño con un bonito directo en el que sonaron temas como Rincón exquisito, Nivel experto, 2052 o En otra dimensión, que pusieron al público a bailar y a cantar hasta caer, literalmente, rendidos.
La jornada del sábado fue mucho más relajada, con un cartel en el que aparecían más huecos y más espacios. El día arrancaba de la mano de Protagonistas DJ, que en la hora del vermú animaban el ambiente con su buen rollito, pinchando algunos de los clásicos más famosos de los 90.
Algo similar hacían Jamones con Tacones, que servían de antesala para uno de los momentos más especiales del Festival. Queen Universe, una banda tributo del mítico grupo de rock inglés, se subía al escenario a las cinco de la tarde para interpretar algunas de las canciones más famosas de la historia: Radio Ga Ga, Bohemian Raphsody o Don’t stop me now hicieron las delicias del público más maduro.
Habría que esperar casi cuatro horas para la siguiente actuación en el escenario principal, tiempo que la mayoría de asistentes aprovechó para reponer fuerzas en los muchos puestos gastronómicos del festival. Miguelitos, bocadillos, pinchos y vinos de Albacete hicieron más llevadera la espera hasta las nueve de la noche, hora en la que le tocaba a Angel Stanich. El artista alternativo sacudió el Festival de los Sentidos con una actuación apoteósica. ¿El momento cumbre? Cuando el cántabro bajaba del escenario y se tiraba sobre el público enloquecido.
Pero el plato fuerte de la jornada del sábado llegaba de la mano de Dorian. El grupo de Barcelona saltó al Vibra Mahou a las once de la noche para volver a dar un recital de ese sonido tan especial que les caracteriza: una mezcla muy personal de música electrónica con indie rock. Si bien algunos momentos de la actuación se hicieron un tanto repetitivos, la banda supo meterse a los fans en el bolsillo con temas como Hasta que caiga el sol o Juticia Universal y una buena dosis de confeti.
La noche la cerraba La Casa Azul, con una gran puesta de escena y un espectáculo visual que, junto a sus temas de electropop, crearon una atmósfera única bajo la luz de la luna.
Del Festival también nos quedamos con algunos nombres que estamos seguros, darán que hablar en un futuro muy cercano. Veintiuno, una banda toledana con una energía desbordada, Floridablanca, que apuesta por el synth-pop a lo The 1975 o Kuve, con una bonita mezcla de indie y rock, fueron los mejores descubrimientos del fin de semana.
Un recinto modesto sin masificaciones, una organización sencilla en la que todo funcionó bien y un cariño más que visible en cada detalle y rincón: así volvió a demostrar el Festival de los Sentidos que la mayoría de las veces, menos es más. El listón ha quedado muy alto y la edición de este año tardará en olvidarse. Sólo esperamos que la de 2020 sea como mínimo, igual o mejor.