Los de Baltimore llenan Londres de vida en la primera parada de su nueva gira
Las melenas de color azul, lila, verde o rosa se agrupan a las puertas del Hammersmith Apollo de Londres, donde All time low presentan esta noche su nueva gira. Las mantas y los restos de comida, bebida y papel térmico se acumulan entre las barreras. Los maquillajes de algunas de las chicas son tan llamativos como la cantidad de tatuajes que se concentran aquí por metro cuadrado.
Algunos lucen camisetas Green day, Fall out boy, Blink-182 y, como no, de los mismos All time low, la viva imagen de que el pop-punk está de moda entre la juventud británica. El cuarteto de Baltimore lanzará en junio su nuevo trabajo Last Young Renegade, será su primer álbum con la discográfica Fueled by ramen, que trabaja con grupos como Paramore, Panic! at the disco o Twenty one pilots.
“Creo que ya abren” le grita a su amiga un chico alto, con una mochila negra, igual que el resto de su ropa y, efectivamente, cinco minutos después comienza a entrar la gente. Hammersmith Apollo se inauguró en los años 30 y conserva su estética inicial, de un atractivo nostálgico tal que ha hecho que artistas como Bruce Springsteen o David Bowie hayan optado por grabar ahí sus actuaciones.
En un recinto con localidades agotadas, los teloneros SWMRS, con un sonido punk-playero y un vocalista con look de Kurt Cobain con pelo azul chillón, son los encargados de ir abriendo boca en un a noche que aún tiene mucho que ofrecer. Las puertas giratorias no solo existen en política, también en el pop-punk y es que, curiosamente, el batería de SWMRS es el hijo del vocalista de Green day, los iconos del pop-punk para quienes All time low han abierto en más de una ocasión.
Sin más espera, a las 21:30 se apagan las luces y All time low entran en el escenario. “One, two, three, four, go!” grita Gaskarth, antes de empezar a cantar Kicking and screaming de su álbum más reciente Future hearts. Un comienzo vibrante y enérgico, al más puro estilo All time low. Con Weighless y Six feet under the stars, de su primer álbum So wrong, it’s right, mantienen la energía de un público entregado que atesta Hammersmith Apollo hasta los topes. Tras una pausa para agradecer a sus seguidores que les hayan acompañado durante todos estos años y anticiparles que harán de esta noche “Una para no olvidar”, vuelven a su último álbum con Cinderblock garden, un tema algo más tranquilo que los anteriores y que hace vibrar el recinto de nuevo.
El momento más esperado de la noche no tarda en llegar: All time low van a tocar por primera vez su nuevo single Dirty Laundry en directo. Las luces se apagan, dejando Hammersmith a oscuras. Unas luces rojizas se encienden y la canción empieza. Un tema muy distinto a lo que los de Baltimore tienen acostumbrados a sus seguidores, con una base electrónica y de tempo más pausado, pero que entusiasma igualmente al público. “Me ha gustado más en directo” le dice una chica a su novio, que va ya por la quinta cerveza de la noche.
Es el turno de Guts, la única canción que interpretan de su álbum Dirty Work, su primer y único trabajo con Interescope Records en 2011. Una pieza líricamente cuidada al detalle, potente y con un mensaje claro y directo. Hammersmith Apollo se vuelve más apasionado con cada nota, las palmas cada vez suenan más alto y las voces más sentidas. Gaskarth se queda solo en el escenario y se dispone a serenar al exaltado público: “Hemos tenido una gran respuesta con esta canción, es de las que más disfruta, me encanta que la cantemos juntos” confiesa, listo para tocar Therapy y Missing you, acompañado únicamente por su guitarra acústica y su voz raspada.
Los gritos ensordecedores y el canto palabra a palabra no cesa durante A love like war, Backseat serenade y Take cover, que elevan las energías hasta el altísimo techo de Hammersmith Apollo. Entre aplausos, el grupo abandona el escenario y el público empieza a aclamarlos de nuevo: “All time low, All time low!”, gritan todos al unísono. Al compás del clamor de los asistentes, aparece el batería, Rian Dawson, que da el golpetazo de salida de Lost in stereo, uno de los temas más esperados, que consigue crear un terremoto en el suelo de Hammersmith.
Se acerca el final y los seguidores de All time low lo descubren con el primer verso de Dear Maria, count me in, el primer éxito del grupo, que sirve siempre de punto final para sus vivos e intensos shows. El confeti rojo atiborra un Hammersmith acalorado y repleto de fans entregados a la energía que el cuarteto pone en cada una de sus actuaciones. Con Gaskarth y Barakat subidos a las barreras, Merrick y Dawson se deshacen de las púas y baquetas que han sobrado, lanzándolas a un público que podría haber estado escuchándolos dos horas más.